EUROPA
PRESS
11 julio
2019
La
'hormona del hambre' también mejora la memoria
Un equipo de investigadores de
Neurociencia de la Universidad del Sur de California ha identificado un nuevo y
sorprendente papel para la ghrelina, la llamada
'hormona del hambre'. Hasta ahora se pensaba que se encargaba sólo del envío de
señales de hambre desde el intestino al cerebro, pero los nuevos hallazgos,
presentados en la reunión anual de la Sociedad para el Estudio del
Comportamiento Ingestivo, sugieren que también puede
ser importante para el control de la memoria.
La ghrelina se produce en el
estómago y se secreta antes de comer, y es conocida por su papel para aumentar
el hambre. "Por ejemplo, los niveles de ghrelina
serían altos si estuviera en un restaurante, esperando una deliciosa cena que
se servirá en breve", explica Elizabeth Davis, autora principal del
estudio. Una vez que se secreta, se une a receptores especializados en el
nervio vago, un nervio que comunica una variedad de señales desde el intestino hasta
el cerebro.
"Recientemente descubrimos que, además de influir en la
cantidad de alimentos consumidos durante una comida, el nervio vago también
influye en la función de la memoria", añade el doctor Scott Kanoski, autor principal del estudio.
El equipo planteó la hipótesis de que la ghrelina
es una molécula clave que ayuda al nervio vago a promover la memoria. Usando un
método llamado interferencia de ARN para reducir la cantidad de receptor de ghrelina, los investigadores bloquearon la señalización de
esta hormona en el nervio vago de ratas de laboratorio.
Cuando se les asignó una serie de tareas de memoria, los
animales con señalización de ghrelina vagal reducida se vieron afectados en una prueba de memoria
episódica, un tipo de memoria que implica recordar qué, cuándo y dónde ocurrió
algo, como recordar el primer día de clases. Para las ratas, esto requería
recordar un objeto específico en una ubicación específica.
El equipo también investigó si la señalización de la ghrelina vagal inluye en el comportamiento de alimentación. Encontraron
que cuando el nervio vago no podía recibir la señal de la ghrelina,
los animales comían con más frecuencia, pero consumían cantidades más pequeñas
en cada comida.
La doctora Davis piensa que estos resultados pueden estar
relacionados con los problemas de memoria episódicos. "La decisión de
comer o no comer está influenciada por el recuerdo de la comida anterior,
explica. La señalización de ghrelina al nervio vago
puede ser un enlace molecular compartido entre recordar una comida pasada y las
señales de hambre que se generan antes de la próxima comida".
Estos nuevos descubrimientos se suman a nuestra comprensión
de cómo se generan los recuerdos episódicos, así como la relación entre la
memoria y el comportamiento alimentario. En el futuro, los investigadores
podrán desarrollar estrategias para mejorar la capacidad de memoria en los
seres humanos mediante la manipulación de la señalización de la ghrelina desde el intestino hasta el cerebro.